Barcelona tenía todo para ganar una nueva Copa de Campeones de Europa en 1986; jugaba en España, junto a su público y su rival era poco tradicional dentro del continente, lejos de ser una potencia futbolísitca. Sin lugar a dudas, el equipo catalán aparecía como favorito casi unánime ante el casi desconocido Steaua de la ciudad de Bucarest en Rumania. Pero así que el balón comenzó a rodar, los presagios dieron de cara con la realidad: Steaua daría dura lucha al gran club español.
Un club de origen militar
Reconocido como el club más exitoso de Rumania, Steaua fue también durante muchos años el club deportivo del ejército del país. Sin embargo, en 1998 el club se separó formalmente de la sociedad deportiva con la institución castrense para autogestionarse.
Steaua tiene su mayor área de influencia en el barrio Ghencea de la capital Bucarest.
El camino a la gloria
Con alto rendimiento cuando jugó de locatario, Steaua basado en su fuerza defensiva a partir del guardameta Helmuth Duckadam y el excelente zaguero Miodrag Belodedici, fue díficil de ser vencido fuera de sus dominios.
Steaua también aprovechó el notable momento de su mejor delantero, quien con velocidad y talento se constituyó en figura determinante. Ese delantero se llamó Marius Lacatus, también destacado integrante de la selección de Rumania.
Marius Lacatus |
Dos historias, dos estilos diferentes
Estadio Sánchez Pizjuán |
Dirigido por el inglés Terry Venables, Barcelona formó ese día a Javier Urruticoechea, Gerardo, Migueli, Alexanko y Julio Moreno; Víctor Muñoz, Marcos Alonso, Bernd Schuster (c) y Ángel Pedraza; Steve Archibald y Francisco Carrasco.
Barcelona 1986 |
Bernd Schuster |
Steaua aparecía como un equipo compacto, fuerte en defensa y veloz al salir de contra-ataque.
Emeric Jenei, su director técnico, conocía muy bien a sus futbolistas y era respetado como una figura emblemática en el Steaua. Había sido jugador del club como volante defensivo y también llegó a formar parte de la selección rumana. Representaba a la perfección el sentir del club y sus futbolistas asimilaron de la misma forma su estilo de jugar fútbol. Una conjunción que terminó siendo vencedora.
La final con el Barça
Emeric Jenei contó para el gran partido con Helmuth Duckadam, Iovan (c), Belodedici, Bumbescu y Barbulescu; Balint, Balan, Boloni y Majaru; Lacatus y Piturca. Según cuentan las crónicas, fue un partido pobre de recursos técnicos y con escasas emociones. Para decepción de sus seguidores, Barcelona no pudo plasmar su supuesta superioridad en el resultado; los 90 minutos finalizaron empatados sin goles y lo mismo sucedió con los 30 minutos de la prorrogación.
Helmuth Duckadam |
El defensor del arco del Steaua tuvo un desempeño sensacional en los penales, logrando la proeza de contener cuatro remates: los ejecutados por Alexanko, Pedraza, Pichi Alonso y Marcos Alonso.
Lo más dramático de la situación fue que el esfuerzo de Duckadam no estaba siendo efectivo porque sus compañeros también desperdiciaron los dos primeros penales ejecutados por el Steaua. Mikal Majaru y Laslo Boloni fallaron.
Pero llegó el momento de Lacatus. El principal futbolista del equipo de Bucarest asumió la responsabilidad y con serenidad y categoría logró mandar al fondo del arco su remate. Luego, Gavril Balint también convirtió, cerrando la serie por 2-0.
Steaua de esa forma lograba lo impensado. Derrotar al poderoso Barcelona en la gran final y alzar la Copa como nuevo rey de Europa.
Más alegría
Al Steaua para culminar un ciclo brillante sólo le faltaba ganar la Supercopa de Europa, aquella que disputan el campeón de la Liga de Campeones (Champions League) y el de la Recopa de Europa.
Su rival fue el Dínamo de Kiev (Ucrania) que había derrotado al Atlético de Madrid. Se jugó a partido único en el estadio del Mónaco en Francia y los rumanos vencieron por 1 a 0.
Equipo que venció al Dínamo Kiev en Mónaco. |
Fuentes de consultas:
Rsssf
steauafc.com
Página Oficial Steaua
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